UN VIERNES DE FOLCLOR
Sigo inspirándome en mis ratos de ocio, está vez, he tenido la dicha de ir a disfrutar de dos horas de delirio artístico en el Teatro Metropolitano de Medellín, el viernes en la noche.
Los autores de semejante dicha fueron el El Ballet Floklorico de Antioquia, con “Tierra de Tambores y Polleras”, y el plus que no me esperaba esa noche, el homenaje a Petrona Martínez, la cantaora de bullerengue, quien nos honro no solo con su presencia, sino el con el repertorio que con su grupo nos tenían preparado, ese mismo con el que ya han sorprendido mercados musicales más allá de nuestra fronteras.
Sin más preámbulo el talentoso grupo de bailarines e integrantes del Grupo Tierradentro compartieron el escenario con esta leyenda viva de la música, Petrona, que con su particular estilo de bullerengue, y ritmo, nos embriago de baile y de tradición oral. Ella nos compartió esa energía que se transmite en su voz, ese pegajoso movimiento de caderas y su mágica septuagenaria belleza costera.
Esta noche fue una inolvidable ceremonia de música, danza, vestuario, luces, alegría y 100% puro folclor colombiano, ya que, como lo explicaron los realizadores del espectáculo, se logro recoger toda la simbología que enmarcan los rituales sagrados y festivos de los pueblos ribereños y costeños donde el amor, la sensualidad y el trabajo se conjugan para sentir la vida como un carnaval!
Para traducirles de la poesía al hecho, el programa estuvo compuesto por un repertorio muy completo de Cumbia, Tambora, Bullerengue, y momentos representativos del famoso Carnaval de Barranquilla y su Garabato suelto por todo el escenario. Lo que más me sorprendió, por eso lo deje de último, fue el Mapalé, el baile que se encargo de subirle la temperatura al ambiente, y que le produjo a mi cuerpo pequeños saltitos involuntarios de tipo epilépticos, de hecho creo no fui la única que experimento esto, sino todo el resto de los presentes, ya que, todo el grupo de bailarines, tanto hombres como mujeres, hicieron gala de sus cuerpos esculturales y movimientos sensuales y casi perfectos…En fin, hay que verlo si tienen la oportunidad de hacerlo, de verdad que si.
A mi me queda darle las gracias a mi tía ya que sin ella no hubiera sido posible este rato de ocio, ella fue la patrocinadora oficial de mi boleta para el evento. También tengo que decir que la experiencia fue positiva de principio a fin, ya que, en medio de la emoción del espectáculo perdí mi billetera y al día siguiente, Rosenberg, el encargado de la taquilla, estaba esperándome con una sonrisa para devolvérmela completita y diciéndome ,tranquila Señora esto no me costo nada!. Lo de señora se lo perdono, por lo demás, ¡que buena hora, que buen momento!!
Los autores de semejante dicha fueron el El Ballet Floklorico de Antioquia, con “Tierra de Tambores y Polleras”, y el plus que no me esperaba esa noche, el homenaje a Petrona Martínez, la cantaora de bullerengue, quien nos honro no solo con su presencia, sino el con el repertorio que con su grupo nos tenían preparado, ese mismo con el que ya han sorprendido mercados musicales más allá de nuestra fronteras.
Sin más preámbulo el talentoso grupo de bailarines e integrantes del Grupo Tierradentro compartieron el escenario con esta leyenda viva de la música, Petrona, que con su particular estilo de bullerengue, y ritmo, nos embriago de baile y de tradición oral. Ella nos compartió esa energía que se transmite en su voz, ese pegajoso movimiento de caderas y su mágica septuagenaria belleza costera.
Esta noche fue una inolvidable ceremonia de música, danza, vestuario, luces, alegría y 100% puro folclor colombiano, ya que, como lo explicaron los realizadores del espectáculo, se logro recoger toda la simbología que enmarcan los rituales sagrados y festivos de los pueblos ribereños y costeños donde el amor, la sensualidad y el trabajo se conjugan para sentir la vida como un carnaval!
Para traducirles de la poesía al hecho, el programa estuvo compuesto por un repertorio muy completo de Cumbia, Tambora, Bullerengue, y momentos representativos del famoso Carnaval de Barranquilla y su Garabato suelto por todo el escenario. Lo que más me sorprendió, por eso lo deje de último, fue el Mapalé, el baile que se encargo de subirle la temperatura al ambiente, y que le produjo a mi cuerpo pequeños saltitos involuntarios de tipo epilépticos, de hecho creo no fui la única que experimento esto, sino todo el resto de los presentes, ya que, todo el grupo de bailarines, tanto hombres como mujeres, hicieron gala de sus cuerpos esculturales y movimientos sensuales y casi perfectos…En fin, hay que verlo si tienen la oportunidad de hacerlo, de verdad que si.
A mi me queda darle las gracias a mi tía ya que sin ella no hubiera sido posible este rato de ocio, ella fue la patrocinadora oficial de mi boleta para el evento. También tengo que decir que la experiencia fue positiva de principio a fin, ya que, en medio de la emoción del espectáculo perdí mi billetera y al día siguiente, Rosenberg, el encargado de la taquilla, estaba esperándome con una sonrisa para devolvérmela completita y diciéndome ,tranquila Señora esto no me costo nada!. Lo de señora se lo perdono, por lo demás, ¡que buena hora, que buen momento!!
Comentarios
Nice blog
cya